
Profesionistas profesionales
Por Hugo Moreno Freydig
Desde que somos estudiantes de arquitectura, nos enseñan que existen lineamientos y regulaciones que debemos cumplir, siendo el Reglamento de Construcción el más representativo, puesto que regula las principales características que los proyectos han de considerar para ser aprobados para construirse.
Sin embargo, paralelo al Reglamento de Construcción, debemos considerar la Norma Técnica Complementaria de Proyecto Arquitectónico, la Norma Técnica de Infraestructura Verde, el Reglamento de Desarrollo Urbano y Espacio Público, la Norma Técnica de Protección Civil, y muchas más, tanto municipales como estatales y federales.
Y es que, entre tanta regulación, puede ser difícil estar al tanto, sin embargo, como dice la frase “el desconocimiento de la ley no te exime de cumplirla”, por lo cual es importante conocer de su existencia, tener nuestro compendio de normatividad, y hacer equipo con otros profesionistas que sean conocedores en algunas especialidades, para asegurar que nuestros proyectos cumplen cabalmente con las diversas regulaciones obligatorias.
A estas hay que añadirle más instrumentos normativos, como la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente y la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, las Normas Oficiales Mexicanas de Eficiencia Energética, entre otros.
La lista pareciera interminable, pero es de suma importancia tener en cuenta toda la regulación que debemos contemplar, debido a que nuestra actividad afecta no solo a las personas que habitarán y utilizarán dichos espacios, sino también al entorno, al medio ambiente y a la dinámica de social de la ciudad.
Algo que pareciera tan sencillo como un abarrotes o una panadería, puede generar movilización no programada anteriormente, además de los residuos que puedan generarse de sus actividades productivas, e incluso inciden en otros elementos menos tangibles, como el ruido o los olores. Estos podrían generar efectos benéficos o perjudiciales a corto, mediano y largo plazo.
Por ello es de suma importancia tener conocimiento de las diferentes normativas que existen y que inciden en la industria de la construcción, tener a la mano dichos documentos para su consulta y tener la conciencia suficiente de que debemos considerarlos y acatarlos para nuestros diseños y obras.
Justo ahí es donde radica la diferencia entre profesionistas y profesionales, ya que la primera se refiere a una persona que ejerce su profesión (su carrera o su empleo), y la segunda se usa para referirse a la capacidad y la calidad del servicio que se presta.
Estamos obligados a mantenernos actualizados en cuanto a normativa y estándares, porque nuestras obras, por lo general, no son de carácter efímero, sino permanente; en donde nuestros clientes en muchas ocasiones destinan todos los ahorros de su vida para tener acceso a una edificación, y pone en nuestras manos su confianza para llevar de manera cabal y legal todo el proceso, desde su conceptualización hasta su terminación. Esto radica también en el negarnos a realizar trabajos que son ilegales o que deciden omitir de manera intencional alguna normativa.
Es por esto que, como arquitectos, diseñadores, ingenieros, constructores y trabajadores de la industria de la construcción no debemos ser solo profesionistas, sino debemos ser profesionales.
Para finalizar, recomiendo comenzar con leer todo lo normativo referente a la inclusión de personas con discapacidad, en interiores y exteriores. Y, si creen que no es tan importante, hagan el intento de ir a la tiendita de la esquina en silla de ruedas por la banqueta.
Autor:
Hugo Moreno Freydig
Arq; M.C; MSc.
Arquitecto, Maestro en Ciencias Ambientales y activista por la movilidad sostenible, accesibilidad universal y seguridad vial. Cofundador del despacho de urbanismo y arquitectura: UrbanDot.mx