UD-BLOG-14 SEPTIEMBRE 22

Interseccionalidad y diseño

Por Hugo Moreno Freydig

Uno de los conceptos que más recientemente he aprendido es el de interseccionalidad. Esta tiene origen gracias a Kimberlé Crenshaw, quien acuñó esta palabra para hacer referencia a la manera en que se intersectan diferentes condiciones de las personas, las cuales tendían a generar discriminación múltiple, teniendo esta mucha relación al género y raza.

Esta interseccionalidad aplica para muchas esferas de la sociedad, y el caso de la arquitectura y el urbanismo no quedan ajenas a la posible generación de discriminación múltiple a diversas personas. Especialmente a personas diversas.

Y es que, en el análisis de interseccionalidad, se deben considerar condiciones que hacen diversa a la población, como:

  • Raza
  • Etnia
  • Nivel económico
  • Religión
  • Identidad de género
  • Orientación sexual
  • Nacionalidad
  • Territorio
  • Edad
  • Discapacidad
  • Movilidad

Por ejemplo, las condiciones que enfrenta en la ciudad, tan solo para realizar sus actividades diarias, para una mujer de raza afrodescendiente, perteneciente a una etnia indígena mexicana, con escasos recursos económicos, mayor de 60 años, ciega, sin acceso a moverse en automóvil y que viva en la periferia de una ciudad; no es igual a las condiciones que enfrenta un hombre de piel blanca, europeo, heterosexual, a sus 30 años, sin discapacidad, con automóvil propio y que viva en la zona central de esa misma ciudad.

Evidentemente, bajo estas diferencias, la manera que vive una persona puede ser completamente distinta, y no porque una persona tenga menos valor que otra, sino porque las condiciones urbanas (o rurales), el acceso a servicios públicos, educación, a comprar bienes y alimentos, e incluso cómo es esta persona recibida por la sociedad, y en el caso del diseño urbano, la lejanía de los centros de trabajo, recreación, comercio, estudio, edificios públicos para realizar trámites, lugares accesibles y asequibles de vivienda, etc.

Estas diferencias pueden provocar discriminación estructural múltiple, para cosas básicas como el acceso a la educación, a pesar de que este es un Derecho Humano.

De igual modo, para menores de edad la forma de percibir la ciudad es distinta, ya que regularmente construimos nuestros espacios pensando en las dimensiones de una persona adulta, como es el caso de escalones, asientos, altura de letreros, peso y dimensiones de puertas y ventanas, y muchos otros elementos de nuestra vida diaria.

Es por esto que, con el fin de profundizar en mecanismos que atienden estas identidades que generan desigualdades, es importante el adoptar un enfoque interseccional, para así promover el desarrollo de políticas más inclusivas y de mejor calidad para todas las personas, bajo el entendido que todas las personas presentamos diferentes realidades, por lo cual nuestra ciudad y nuestros edificios deben, por lo menos, minimizar la manera en la cual algunas personas podrían verse excluidas.

Así es como, dentro de nuestro trabajo como profesionales de la arquitectura y el diseño urbano, tenemos la obligación de no dejar de lado a menores de edad, personas mayores, personas con discapacidad motriz, discapacidad visual, discapacidad auditiva, discapacidad cognitiva, o discapacidad múltiple, así como la diversidad étnica, de género, orientación sexual, recursos económicos, edad, opciones de movilidad, etc.

Es de vital importancia, especialmente para edificaciones (incluso de propiedad privada) que tengan acceso público, considerar que las personas somos diversas, y que como humanos tenemos derechos, por lo cual nuestros diseños y nuestras obras deben permitir a la diversidad de personas poder hacer uso de nuestros espacios, siempre pensando en la composición, a quién atiende y a quién le es útil.

Autor:

Hugo Moreno Freydig

Arq; M.C; MSc.

Arquitecto, Maestro en Ciencias Ambientales y activista por la movilidad sostenible, accesibilidad universal y seguridad vial. Cofundador del despacho de urbanismo y arquitectura: UrbanDot.mx

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