El valor de nuestros espacios- Los espacios abandonados
Por Angel Preciado Domínguez
En el mundo del cine de terror y suspenso, los lugares oscuros, desprovistos de vida y, en su mayoría, abandonados, son un elemento recurrente que crea una atmósfera inquietante. Este es precisamente el tema que exploraremos hoy: esos espacios que, debido a diversas circunstancias, quedan en completo abandono.
Incluso en la comodidad de nuestros hogares, cuando nos encontramos solos, con la total ausencia de luz y el silencio absoluto, es común sentirnos inmersos en una película de terror. Ahora, imagine esta sensación amplificada en un espacio más grande, ya sea un edificio o una residencia, y comenzará a comprender por qué se les conoce como «espacios abandonados».
Existen diversas razones por las cuales estos lugares quedan en estado de abandono. Esto puede deberse a problemas legales relacionados con la propiedad del inmueble o a dificultades financieras que llevan a la falta de mantenimiento, incluso si todavía están habitados. Además de estas razones más generales, existen factores visuales que contribuyen a esta percepción, como el evidente deterioro de las fachadas del edificio, el crecimiento descontrolado de la vegetación debido a la falta de mantenimiento y riego, y la acumulación de desperdicios que, ya sea por acción del viento o por la negligencia de la gente, contribuyen a la sensación de abandono y a la creación de un entorno insalubre que puede desencadenar enfermedades y poner en riesgo la salud de quienes viven cerca de estos espacios.
Además de la contaminación, otro problema frecuente en estos lugares es la «habitabilidad irregular», que puede manifestarse de manera parcial o temporal. Esto se refiere a ciudadanos que no cuentan con una vivienda fija y tienden a apoderarse de estos espacios, ya sea para buscar refugio para dormir o para almacenar sus pertenencias de forma temporal. Por otro lado, aquellos que tienen un hogar estable suelen invadir estos espacios abandonados con la intención de dañar los inmuebles, dejar su huella (a través de grafitis) o, en casos más graves, utilizarlos para actividades ilegales, como el consumo o tráfico de sustancias.
La regularización de la propiedad de estos bienes raíces suele ser un proceso complicado debido a la multitud de personas involucradas y sus intereses divergentes. Por lo tanto, es fundamental que los gobiernos trabajen en conjunto para abordar a largo plazo el problema de los espacios abandonados, especialmente en el caso de propiedades de gran envergadura, como edificios residenciales.
En resumen, mientras que las películas de terror son obras de ficción, vivir cerca de espacios abandonados es una realidad que nos acerca a la atmósfera inquietante de estas películas en cuanto a su ambientación se refiere.
Autor:
Angel Preciado Domínguez
Arquitecto, entusiasta del urbanismo y el ordenamiento territorial. Cofundador del despacho de urbanismo y arquitectura UrbanDot.mx