Urbanismo táctico de temporada: lo que las ferias y mercados navideños nos enseñan sobre la ciudad
Por Angel Preciado Domínguez
Cada diciembre, las ciudades se transforman. Entre luces, fiestas, mercados y posadas, las calles y plazas adoptan una vida distinta a la del resto del año. Lo interesante es que, detrás de esta atmósfera festiva, existe un fenómeno urbano que rara vez se analiza: el urbanismo táctico de temporada, esas intervenciones temporales que cambian, aunque sea por unas semanas la forma en que usamos y experimentamos la ciudad.
Lo que para muchas personas es simplemente un “mercadito navideño” o una “feria temporal”, para el urbanismo representa una oportunidad para observar cómo se comportan los ciudadanos cuando un espacio se activa. Basta ver cómo, de pronto, una plaza que el resto del año permanece con un aforo peatonal regular, se llena de familias, música, comercio local y movilidad peatonal. O cómo una calle que normalmente se usa solo para transitar en auto se vuelve un corredor lleno de vida y actividad cultural.
Estas intervenciones, aunque sean temporales, revelan algo muy importante: cuando ofrecemos espacios con sombra, mobiliario, ambiente seguro, actividades culturales y comercio accesible, la gente regresa al espacio público. La ocupación temporal demuestra que no es que los ciudadanos no quieran estar en la calle; es que la ciudad, muchas veces, no está diseñada para recibirlos.
Además, este tipo de eventos destaca el poder del “probar antes de construir”. Aunque su intención no sea urbanística, los mercados decembrinos funcionan como un experimento real para analizar circulación peatonal, demanda de comercio, interacción social y hasta el potencial que ciertas áreas tienen para proyectos permanentes. Si una plaza funciona muy bien durante estas semanas, ¿por qué no analizar qué elementos pueden mantenerse todo el año? Es una lección que muchas ciudades del mundo ya toman en serio.
En el contexto local, ciudades como Hermosillo también viven esta transformación decembrina. Espacios como el centro, los parques urbanos y los corredores comerciales cambian radicalmente: más sombra temporal, más vida nocturna, más familias caminando. Y aunque todo desaparece en enero, deja una pregunta importante para urbanistas, diseñadores y autoridades:
¿por qué la ciudad no puede funcionar de esta manera más seguido?
El urbanismo táctico de temporada, aunque no se diseñe formalmente como tal, nos muestra que la activación del espacio público no siempre requiere grandes obras. A veces basta con intervenciones sencillas como la iluminación, sombra ligera, comercio bien organizado, cultura local para que la ciudad se vuelva más habitable.
La temporada navideña, con su energía y sus cambios, es una invitación silenciosa a repensar el diseño urbano desde la experiencia ciudadana. Si la ciudad puede sentirse viva por unas semanas, puede sentirse viva todo el año. Solo es cuestión de escucharlo, observarlo y diseñarlo con intención.
Autor:
Arq. Angel Preciado
Arquitecto, entusiasta del urbanismo y el ordenamiento territorial. Cofundador del despacho de urbanismo y arquitectura UrbanDot.mx

